
Reportaje de Jesús Rodríguez publicado por el suplemento El País Semanal
Dicen que es el país más peligroso del mundo. Un territorio en el que confluyen pobreza, terrorismo y armas nucleares. Un viaje a las provincias más aisladas de Pakistán, donde aún la tribu es la ley; a las regiones castigadas por el terremoto de hace un año y a las madrasas donde se fabrica a los ‘yihadistas’.
El terremoto duró 47 segundos. “Era como el aullido de un animal moribundo”, recuerda un testigo que escapó con vida. En Jabbar Gali, una aldea remota a cuatro horas en todoterreno de Islamabad, la mezquita fue uno de los primeros edificios en desplomarse. Hoy, un año después de la tragedia, el eco de la llamada a la oración aún retumba en el valle del Sirán. Los varones del pueblo, ataviados como hace siglos con gruesas túnicas de paño ocre y pobladas barbas teñidas con henna, realizan sus abluciones rituales en un torrente que desciende desde las cumbres. Luego trepan a las rocas elevadas sobre la exuberante naturaleza y se postran en dirección a La Meca. Sólo rompe el silencio el rugido del río. Es un momento de intensa espiritualidad. “Los desiertos crean profetas y las montañas santos”, describe el anónimo profesor paquistaní que nos acompaña. No hay ni una mujer a la vista. En este país son invisibles.
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2 comentarios:
Uyy... Don Interiorbruto.. veo que volvió a sus reportajes... con leads eternos...
(Uyy.. me acordé de alguien..)
Muy interesante en todo caso, pero espero más que un simple copy-paste....
SALUDOS!!!
Ok, gracias por la sugerencia. La tomaré en cuenta.
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